domingo, 6 de septiembre de 2009

Bonsai de interior

Hace poco, en Alemania, se han empezado a hacer las primeras tentativas con Bonsai para la casa. En América ya hace más tiempo que los aficionados al Bonsai han ido tanteando cuáles son las especies más idóneas para un Bonsai de interior.

Todas las plantas de interior que tengan las hojas pequeñas y cuyas ramas se hagan leñosas con facilidad, también son apropiadas para la educación de Bonsai.

Suelen ser plantas tropicales y subtropicales. La temperatura de una habitación corresponde a las temperaturas en los hábitats de plantas tropicales, y por ello son especialmente indicadas para nuestras casas. Pueden ser por ejemplo, especies de ficus, gardenias, Schejflera, Brassaia, etc. Al contrario que las especies subtropicales, las plantas de invernadero frío que no pueden soportar temperaturas interiores demasiado altas, las especies tropicales no deben estar nunca a menos de 15° C. Hay que encontrarles formas de crecimiento distintas, más acordes con las formas de su entorno tropical. A parte de los ficus, no tienen nada que ver con las formas tradicionales de Bonsai, y no llegarán nunca a tener la fascinación y el encanto de un pino, por ejemplo.

Las especies que se pueden educar de forma más parecida a las de Bonsai son las plantas subtropicales, las plantas de invernadero frío. A ellas pertenecen las «buganvilias», las cítricas, camelias, mirtos, olivos, serisas y otras. Para ellas, la temperatura diurna óptima está entre 8 y 12° C, y las temperaturas nocturnas deberían ser un poco inferiores (5-6°C), ya que en su entorno natural están acostumbradas a estos cambios de temperatura del día a la noche.

Además, este enfriamiento nocturno adquiere especial importancia para aquellas plantas que de día estén a temperaturas más altas de lo que debieran, quizá a unos 12-16o C. Este descenso de temperatura se puede conseguir si de noche se ponen en otra habitación. De por sí, la temperatura nocturna será más baja directamente al lado de una ventana que en el resto de la habitación. Se puede enfriar aún más si se corre una cortina que separe esta zona del resto de la habitación. Así se habrá creado una «zona climática» más fría, entre la ventana y el resto de la habitación. Naturalmente, hay que tener cuidado de no escoger una ventana donde haya una calefacción debajo. En un sitio así sólo se podrían poner especies tropicales. En verano, los Bonsai quieren estar al aire libre, siempre que estén resguardados del viento y en un lugar sombreado. Cuando en otoño las temperaturas nocturnas bajen de 5o C, hay que volverlas a colocar dentro de la casa. Pero incluso durante el verano se las puede dejar en el interior si están en un sitio fresco y claro.

Es muy importante, también para los Bonsai de interior, crear las condiciones más parecidas a las naturales. La iluminación, la temperatura y la humedad ambiente deben ser las correctas, para posibilitar un buen desarrollo de las plantas.

El mejor sitio para todos los arbolitos es en una ventana clara y orientada hacia el sur. (Aquí, como ya se ha dicho, las plantas subtropicales son la excepción: una ventana orientada hacia el sur les sería demasiado calurosa en verano).

Si no hay posibilidad de poner las plantas en un sitio así, y si las condiciones de luz son insuficientes, se pueden compensar con luz artificial, por ejemplo con una lámpara Phillips E 86 (160 W), que en verano se tendrá conectada 16 horas al día, y en invierno unas 10. Para conseguir una humedad ambiente suficientemente alta, hay que rociar las plantas, aparte de regarlas. Otra posibilidad de incrementar el grado de humedad es poner las plantas con sus respectivos tiestos sobre bandejas de cerámica, llenas con una capa de grava o bolas de arcilla cocida. El agua sobrante del riego, o de cuando se han rociado las plantas, es absorbida por la grava y se evapora lentamente, aumentando la circulación de aire e incrementando a la vez el grado de humedad ambiente. Para el Bonsai de interior es recomendable usar abono líquido, ya que el abono orgánico, y en especial el abono en bolas, despiden un fuerte olor.

Una buena mezcla de tierra para Bonsai de interior es tierra de jardín rica en humus, mezclada con arena. Si las plantas son mayores, se le añade una parte de arcilla. El replantado se lleva a cabo cada dos años. Se pueden cultivar los Bonsai de interior a partir de semillas o esquejes, pero también a partir de la educación de plantas de interior.

jueves, 3 de septiembre de 2009

BONSAI CHINO

A lo largo de los siglos, los chinos han ido desarrollando los principios de la educación de Bonsai, lo mismo que hicieron después los japoneses. Primero, aprenden de la naturaleza, ya que consideran que el Bonsai es el arte de modelar y formar la naturaleza, de crear armonía y de aguzar el sentido para lo esencial. Pero así y todo, hay algunas diferencias entre los maestros chinos y los maestros japoneses, como pueden ser las proporciones de cuenco y árbol, raíces y tronco, tronco y ramas.

Por esta razón, al europeo que haya conocido primero el Bonsai japonés, el Bonsai chino le puede parecer extraño.

Comparando el Bonsai de los dos países, resalta el hecho de que los chinos suelen escoger cuencos muy grandes, que a veces son muy bonitos, antiguos y valiosos. En general, sus arbolitos son mayores que los japoneses, y no es raro que alcancen alturas de 1-1,50 m y más. Para nuestro gusto, japonés, la base del tronco es a veces muy delgada en relación al resto del árbol. Estos arbolitos parecen salir sin más de la tierra, con el tronco sin nacimiento y de abajo arriba casi del mismo grueso, sin hacerse apenas más.delga-do hacia la cúspide.

La relación entre tronco y ramas tampoco parece tan equilibrada como en el Bonsai japonés.
Se pueden ver ramitas muy delgadas que crecen directamente en un tronco grueso, pero el ramaje más fino sólo se ha desarrollado en la copa y a veces los ángulos entre el tronco y una rama nos parecen un poco atrevidos.

Al contemplar Bonsai chinos se hace patente que en gran medida hemos asimilado el gusto estético de los maestros japoneses. Nos hemos acostumbrado a sus formas serenas y equilibradas, pero aún no hemos desarrollado unas formas de educación propias.

Entre los Bonsai japoneses hay ejemplares que son tan artísticos, que han perdido su vida y su naturalidad; habrá Bonsai chinos, por contra, que estarán educados de forma más tosca, pero que por ello tendrán más vida y poseerán una naturalidad propia.
Es seguro que ambos estilos tendrán muchos seguidores.

martes, 1 de septiembre de 2009

Enfermedades

Clorosis. Las hojas y las agujas se vuelven amarillas, mientras que la nervadura queda de color verde. La causa principal de esta enfermedad es la falta de hierro. Riégúese la planta con Fetrilon-Combi F.

Si la tierra es demasiado densa y está muy mojada, también puede provocar los mismos síntomas, ya que la planta no obtiene suficiente oxígeno. En este caso, se aligera la tierra, se replanta y se riega menos.

Mildiu auténtico. Aparece en forma de unas manchas blancas en la parte superior de las hojas. Puede estar causado por temperaturas demasiado altas y, a la vez, por falta de aireación o por una humedad ambiente excesiva. Es una enfermedad de hongos, por ello se combate con un fungicida. Se pueden usar: Benomyl (Dupont), una solución del 0,25% de F 238 (Bayer), o con azufre electrolítico al 0,4%. Otros cuidados que ayudarán a sanar el árbol son: limpiar la copa, eliminar las hojas afectadas y mucho aire fresco.

Falso mildiu. Este hongo suele estar en la parte inferior de la hoja, y a partir de ahí penetra en la planta. En la parte inferior aparecerá un moho gris, y en la parte superior de la hoja aparecerán manchas amarillas. Hay que airear más la planta y tratarla con Euparen o con Polyram Combi.
Enfermedad del «lóbulo» en azaleas. Las hojas se deforman y forman una especie de «lóbulo», que primero es de color verde claro y luego adquiere unas manchas blancuzcas. Hay que eliminar las hojas afectadas y tratar la planta con Zineb o con preparados de Combi.

Roya del arce. Esta enfermedad, causada por un hongo, produce unas pústulas rojas de tamaño variable, sobre la corteza. Primero se muere la corteza y luego toda la rama. Aquí sólo sirve ir cortando hasta llegar a la madera sana.

Hongo de los pinos. Afecta a los pinos jóvenes; durante el otoño y el invierno salen unas manchas marrones en sus agujas, que luego en primavera se convierten en rayas negras y acaban produciendo la muerte de todas las agujas. Si en la proximidad de donde se tienen los pinos se han producido casos de esta enfermedad, hay que tratarlos preventivamente con polvo BASF-Maneb al 0,2% o con Dithane-Ultra al 0,2%, cada 15 días, de julio a mediados de agosto. Por el contrario, si .las hojas se vuelven pardas y se caen en otoño, no se trata de la afección provocada por el hongo, sino de la renovación normal de las agujas.

Mildiu negro estrellado. Se trata de unas manchas negras que se producen sobre las hojas, como si se tratara de hollín. Pueden verse afectadas las especies de olmos (celcobas) y se suele producir en un lado de la planta. Se puede combatir con Ortho-Phaltan 50.

La putrefacción de las raíces es muy frecuente y puede tener varias causas. Se puede producir por unos cuidados equivocados, como por ejemplo un riego excesivo, demasiado abono o, simplemente, por una mezcla de tierra equivocada. Si han estado muy secas, las raíces capilares se mueren y, al regar de nuevo, las restantes empiezan a pudrirse.

Primero hay que eliminar todas las partes de las raíces afectadas, y sumergir el resto por un momento en una solución de Benomyl (Dupont) o de Orthocid antes de volver a plantar el arbolito en tierra nueva. Primero hay que regarlo muy poco, porque las raíces capilares tienen que irse desarrollando de nuevo, y el árbol estará muy debilitado y no podrá absorber tanta agua como una planta sana. Hay que rociar el Bonsai a menudo y colocarlo más a la sombra, resguardado del viento.

Naturalmente, no se debe abonar una planta dañada en su sistema de raíces, hasta que no haya desarrollado nuevas raíces sanas.

Muerte de las ramas. Se suele producir en especies de arce, causada por un hongo.
Las yemas no brotan y si lo hacen, los nuevos brotes se mueren. Aquí no hay ningún sistema eficaz, y sólo se puede ir podando hasta dejar únicamente las partes sanas del árbol.

viernes, 28 de agosto de 2009

Parásitos

Los pulgones, que suelen estar en la parte inferior de las hojas y en los capullos, se pueden eliminar casi sólo con un chorro de agua a presión, o si no, pulverizando las partes afectadas con una solución de 0,2% de Aphisan, o una de 0,5% de PD 5.

Las orugas se manifiestan por las hojas comidas. Si no pueden ser descubiertas y recogidas a mano, se rocía la planta con Metasystox o con una solución del 0,l% de Ultracid 40.
La arañuela roja (acaro tejedor) suele aparecer en enebros, abetos rojos y también en celcobas, en años de sequía (aire muy seco). Hace que las hojas o agujas se vuelvan amarillentas o pálidas. Normalmente sólo afecta una parte de la planta. Son visibles si se sacude una rama sobre una hoja de papel blanca. Los ácaros parecen granitos de pimentón y son bien visibles con lupa. La arañuela roja se combate con sustancias especiales, al empezar el período vegetativo, con Plictran 25 W al 0,1%, con Pentac o con PD 5, dos o tres veces cada 15 días.

Las hormigas se consideran parásitos porque transmiten el pulgón. Por ello, hay que mantener alejadas las hormigas de la zona donde está el Bon-sai. Buenos productos para combatir estos insectos son el hormiguicida Bayer o el Compo.

Escarabajo del chopo (Saperda populnea): No muy frecuente, pero es muy difícil de combatir; por ello haremos una descripción más extensa. El escarabajo del chopo tiene unos 3 cm, es de color negro con puntos blancos, y tiene unas antenas largas, blancas y negras a rayas. Sale a finales de mayo y empieza a comerse la corteza formando aros. Puede llegar a pelar la corteza de toda una rama, y así, matarla. Pone los huevos en el ramaje, y las larvas penetran hasta el interior de la rama, donde forman su capullo. Esto se puede detectar por los bultos parecidos a agallas en el tronco, aparte de los agujeros redondos en el tronco y en las ramas. Después de un período de reposo, las larvas se han convertido ya en escarabajos, y vuelve a empezar el ciclo. Elimínense las ramas afectadas y rocíese el árbol con Gardena SK o con Dinterex (Bayer) al 1% cada tres semanas.

Las lombrices no son parásitos, pero con sus túneles pueden alterar el desagüe, y por ello hay que erradicarlas.

Los caracoles dejan rastros de baba y mordeduras en las hojas. Se pueden eliminar a mano, a primera hora de la mañana, o también se puede usar veneno para caracoles, del que se esparce un poco en el suelo.

Gusanos blancos. Se trata de unos gusanitos de 0,5 cm que son como hilitos, y que suelen aparecer al utilizar abonos orgánicos. Son inofensivos y se pueden eliminar con una solución débil de Metasys-tox, o con spray insecticida Compo.

Cochinillas. Suelen afectar tanto a las coniferas como las frondosas, y se instalan en la parte inferior de las hojas (bultitos pardos, granulosos). Muchas veces se pueden eliminar a mano. Si está muy extendido, se puede utilizar una solución al 0,2% de Aphi-san, o una emulsión de 0,15% de Malathion.

El pulgón lanígero se instala en el tronco, en bifurcaciones de ramas, o en los ángulos entre ramas y hojas. Parecen minúsculos trocitos de algodón, y se pueden combatir igual que el pulgón, o con una solución del 0,15% de Unden, después de haber deshecho sus tejidos con un palito.

El pulgón de las raíces produce una debilitación de las hojas durante el crecimiento. Estos insectos blancos están en las raíces. Si se trata de pinos, hay que tener cuidado de no confundirlos con unas formaciones blancas, de superficie rugosa y con olor a hongo. Este hongo (Mykorrhiza) vive en simbiosis con los pinos, y es señal de buena salud. El pulgón de las raíces se combate con una solución de Alphos, aplicado directamente sobre las raíces. También se puede usar una solución de Metasystox.

miércoles, 26 de agosto de 2009

Enfermedades y parásitos

La mejor prevención contra enfermedades son unos buenos cuidados y una periódica revisión de las plantas. Si en un momento dado hay que luchar contra una enfermedad, parásitos, hongos o algo parecido, será lo mismo que también ataca las plantas de jardín. Si los síntomas de la enfermedad no indican que sea por culpa de un mal cuidado de la planta, ni a causa de un problema en las hojas, entonces hay que sacarla cuidadosamente de su cuenco. Si las puntas de las raíces son fuertes y blancas, es de suponer que la causa de la enfermedad no está en la zona de las raíces, pues están sanas.

Se pueden utilizar los pesticidas comerciales usuales, según las dosis indicadas en las instrucciones. En ningún caso se pondrá más de la cuenta, en todo caso, siempre un poco menos. Es recomendable tratar en primavera todos los Bonsai con algún producto polivalente contra enfermedades e insectos parasitarios, y con algún fungicida, contra los hongos.

A continuación se describen las enfermedades y los parásitos más importantes que pueden afectar a un Bonsai y se indican algunos productos eficaces.

Siempre que se tengan problemas con el arbolito, hay que pedirle consejo a alguien entendido en la materia. No dude acudir al especialista; es preferible ir una vez de más, que ir demasiado tarde.

domingo, 23 de agosto de 2009

Educación de una forma Moyogi a partir de un plantel

Paulatinamente, el árbol irá adquiriendo un aspecto característico, y se puede empezar a pensar en cuál será la forma más apropiada para él. Algunos consejos los hallará en la página 18. Para la educación de una forma Moyogi, véanse las ilustraciones adyacentes y en las páginas 52 y 75.

Si se quiere educar una forma de escoba, no hay que suprimir el brote principal hasta que el tronco no haya alcanzado la altura deseada, porque con esta poda, se limita definitivamente su altura del tronco. A partir de este momento se podrán desarrollar con uniformidad los brotes laterales. Esto significa que el tronco se robustecerá. La copa del árbol se formará podando continuamente los nuevos brotes.

Después de tres o cuatro años se pueden alambrar el tronco y las ramas principales. Tratándose de coniferas esto suele ser imprescindible.

Después de cinco o seis años, la planta joven ya se ha hecho un arboiito, y ya se puede trasplantar a un cuenco de Bonsai.

viernes, 21 de agosto de 2009

Educación de Bonsai jóvenes

Cuanto antes se empiece a modelar una planta joven, menos manipulaciones drásticas serán necesarias luego. Como material de partida para Bonsai se usan plantas jóvenes de dos a tres años de edad, obtenidas a partir de semillas, esquejes, u otros métodos de reproducción.

También se pueden utilizar plantas recolectadas en el bosque. Deben tener una altura de unos 15 a 20 cm, el tronco del grosor aproximado de un lápiz, y las raíces suficientemente desarrolladas. Quítese primero la tierra de las raíces y pódense luego hasta dejarlas reducidas a un tercio de su longitud inicial. Es muy importante que al plantar en una maceta suficientemente grande, las raíces queden bien repartidas en el fondo del tiesto. Tal y como se explica en la página 106 un buen Bonsai da la impresión de tenerse sólidamente en la tierra. Sólo podrá dar esta impresión si sus raíces visibles crecen en todas las direcciones. Pueden tener diferentes grosores, y estar también más o menos distanciadas entre sí, pero nunca se deben cruzar. Hay que tener paciencia y tino al educar la base del tronco, porque se trata de una parte muy importante para el futuro aspecto general del árbol, y más adelante apenas se podrá corregir en nada. Enebros, pinos y otras especies, desarrollan una raíz gruesa principal, que suele molestar en la distribución de las raíces. Si hay suficientes raíces secundarias, esta raíz gruesa se corta. Si hay pocas raicillas, sólo la podremos reducir a un tercio de su longitud original.

La mezcla de tierra idónea para el arbolito, consiste en una parte de arena gruesa y una parte de turba. Después de unas semanas en un sitio sombreado, se puede ir acostumbrando el árbol al sol, y después de seis semanas, se puede abonar ya por primera vez.

La mejor época para cambiarlo de maceta es en primavera. Las plantas jóvenes deben replantarse cada dos años, y se van acostumbrando a la tierra de Bonsai. La forma de Bonsai se conseguirá podando y alambrando la planta. Antes de empezar con la educación, hay que saber cómo deberá ser el arbolito. La época buena para podar es en primavera, pero a partir del segundo año. Se suprimen todos los brotes y yemas que crezcan en una dirección no deseada. Las yemas se pueden arrancar, los brotes se cortan con unas tijeras afiladas, practicando el corte siempre justo de forma que no sobresalga ninguna uña del tronco o rama donde se cortó.
Si se corta la guía, es decir, la punta de la planta, ésta desarrollará más brotes laterales. La planta aún adquirirá una forma de crecimiento más compacta, si se podan regularmente todos los brotes y no sólo la guía.

La mayor parte de las frondosas se pueden educar sin necesidad de alambrarlas, pues se puede incidir en la dirección de crecimiento de un brote, con un simple corte bien hecho. Cada yema apunta hacia la dirección en la que crecería una nueva ramita, oculta en la minúscula yema «durmiente», si se cortara la rama por encima de esta yema.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Acodo aéreo con musgo

Por medio de acodo con musgo, se puede conseguir que las ramas especialmente bonitas de un árbol o arbusto, desarrollen raíces. Este sistema de reproducción tiene la ventaja de que ya se puede empezar a educar en la misma planta madre. Las ramas más gruesas no debieran tener más de 3 a 5 cm de grueso, porque las ramas mayores no tienen tantas perspectivas de desarrollar raíces.

Plantas aptas para el sistema de acodo con musgo son: arces, azaleas, hayas, forsitias, Pyracantha, granados, glicinas, camelias, membrilleros, rododendros, olmos, enebros, sauces y celcobas.

En primavera (abril), se prepara la rama destinada al acodo. Se practica un corte de abajo arriba, dejando una especie de lengüeta de 3 a 5 cm de largo. Hay que untar o espolvorear esta incisión con hormonas de crecimiento de raíces, que aumentará la tendencia de la planta a desarrollar raíces. Se encaja una piedre-cita o un poco de musgo debajo de la lengüeta, para evitar que ésta se vuelva a unir al tronco. Se rodea todo con musgo de esfagno húmedo, o con turba. A continuación se envuelve este musgo con una hoja de plástico, cuyas aberturas de cierran herméticamente con cinta aislante.

En muchos casos ya empiezan a crecer raíces al cabo de seis semanas, como en los sauces o las alheñas. Para los rododendros y las hayas el tiempo necesario es más o menos el doble. Si se trata de coniferas hay que tener la paciencia de esperar de 12 a 24 meses hasta que aparezcan las primeras raíces.

Cuando se hayan formado suficientes raíces, se puede cortar ya la nueva planta y, una vez quitado el plástico, plantarla en una maceta. Su tratamiento subsiguiente será el de un Bonsai recién replantado.

domingo, 16 de agosto de 2009

Consejos generales

Si se trata de coniferas y de plantas de hoja perenne, se corta el injerto inmediatamente antes de practicarlo. Si se trata de frondosas, hay que esperar el descanso en el ciclo vegetativo, o sea, hasta otoño e invierno, y cortar entonces el injerto, en un tiempo en que no hayan heladas. Los injertos se entierran en arena húmeda y se guardan en un lugar fresco, pero resguardado de las heladas.

Se suelen escoger injertos y patrones de la misma especie de planta, para asegurar una buena unión. Los aficionados al Bonsai pueden realizar todas las operaciones descritas con ayuda de un cuchillo afilado, sin necesidad de otras herramientas. Es importante llevar a cabo todas las operaciones del injerto con la mayor limpieza y rapidez posibles, para evitar que se depositen bacterias en las heridas de las plantas. Por esta misma razón no es conveniente tocar las heridas abiertas con los dedos.

Después del injerto hay que poner las plantas en un lugar resguardado del viento, con temperatura constante. Se pueden colocar en un invernadero o debajo de una cubierta de plástico; ver ilustraciones.

Una vez soldado el injerto, cosa que seguramente ocurrirá antes de que brote, se empieza a acostumbrar las plantas a las condiciones ambientales normales. Pasado otro año, se puede quitar la rafia.

jueves, 13 de agosto de 2009

Injerto de aproximación

Al practicar el método de aproximación, el injerto no se separa de su planta madre hasta que se haya unido al patrón. Este método es bueno para casi todas las especies de Bonsai, y a veces se practica con la propia planta, es decir, con un vastago o tallo de la misma planta.

En las ilustraciones se muestran dos ejemplos de cómo proveer un tronco de una rama nueva, y de cómo complementar un tronco grueso con otra rama más delgada. Primero se quitan de ambas partes dos tiras de corteza, de unos 3 cm. Las dos superficies de corte deberán corresponderse luego. Se juntan y se unen con rafia o con una goma. Se tapa todo con cera. Si esta operación se ha realizado en primavera, la unión quedará consumada a finales del otoño siguiente. Entonces es el momento de separar el injerto de su planta madre, procurando cortar lo más cerca posible del punto de unión. Así el callo resultante será mínimo. También este corte cicatrizará más deprisa si se tapa con cera para injertos. Se puede ir preparando un arbolito para este método, si se deja crecer una rama cerca de un punto en el que posteriormente se quiera practicar el injerto. Simplemente se tratará de doblarla, unirla al tronco, y practicar la aproximación.

martes, 11 de agosto de 2009

Injerto de escudete

Al practicar el injerto de escudete, sólo se corta un trocito de corteza del injerto, con una yema bien desarrollada, y se coloca sobre el patrón. Las yemas son los botones durmientes que están en el tronco, en las axilas de las hojas. Esta técnica está muy indicada para conseguir ramas en sitios que falten.

La mejor época para practicar este tipo de injerto es en julio y agosto, porque es cuando mejor se puede separar la corteza del tronco con la yema. Las yemas deben obtenerse siempre de partes de la planta que hayan brotado en el mismo año. Lo mejor es esperar un día fresco y lluvioso, para evitar que el material para el injerto se deseque. Se necesita una navaja afilada para practicar un corte en forma de T en el patrón. Primero se hace un corte longitudinal de unos 2 cm, cuya profundidad sólo llegue a la madera. Luego se hace el corte horizontal. Sepárese la yema del injerto, conservando un trozo de corteza a su alrededor de 1 cm de diámetro. Si la yema tiene una hoja, ésta se quita y se conserva sólo el tallo.

A continuación, con el cuchillo se levantan con cuidado las solapas de corteza de la T, se separan un poco y se inserta el escudete por arriba. Se puede hacer tomándolo por el tallo. Se tapa todo el corte con venda de rafia o con una goma, dejando la yema a la vista. Se habrá unido al patrón cuando caiga el tallo y en la próxima primavera desarrolle una nueva rama.

Para el injerto de escudete se prestan especialmente todos los árbolitos frutales, como albaricoqueros, cerezos, melocotoneros y rosales. Este método es en especial recomendable para el aficionado que quiere convertir una planta de un solo sexo en una planta hermafrodita que se autofecunde, como puede ser el caso de Crataegus o de algunos acebos (1lexserrata). Estas plantas sólo dan fruto si poseen ambos sexos, el masculino y el femenino. Si injertamos una yema de una planta masculina que no da frutos, sobre un patrón femenino, conseguiremos que el arbolito se autofecunde y en adelante produzca frutos.

domingo, 9 de agosto de 2009

Injerto de cuña

Se practica un corte en el patrón, de forma que el tronco se abra longitudinalmente. El corte debe tener unos 3 cm de profundidad. Ahora se puede insertar lateralmente una púa de 5 a 7 cm de largo, con la punta en forma de cuña. También se pueden insertar dos, una a cada lado del corte.
Se venda con rafia y se tapa el corte como siempre con cera para injertos. Con este procedimiento se pueden injertar nuevas ramas.

jueves, 6 de agosto de 2009

Injerto de corteza e injerto de cuña

Los expertos sólo practican el injerto de púa cuando se trata de ramas y troncos delgados. A partir de un grosor de más de 3 cm, se prefiere el injerto en la corteza.

Con el método de la corteza, se pueden crear troncos múltiples, y también remodelar árboles mayores, bien enraizados, pero con la copa defectuosa. Simplemente se quita la copa del patrón y se injertan nuevas ramas.

Al injertar detrás de la corteza, la púa debe ser sensiblemente más delgada que el patrón. Primero se corta el patrón con una sierra, y se alisa la superficie del corte con un cuchillo, para que pueda cicatrizar mejor. Luego se practica un corte vertical, de 2 a 5 cm de longitud, a un lado de la superficie cortada. Se golpea con suavidad la corteza a ambos lados del corte y, separándola con cuidado, se coloca el injerto, debidamente preparado y cortado. De esta forma se pueden colocar varios injertos a la vez, alrededor de un mismo tronco.

El injerto se venda con rafia para sujetar las púas. Luego se tapa con cera, así como toda la superficie de corte del patrón.

lunes, 3 de agosto de 2009

Injerto lateral o de costado

Se practica primordialmente en verano, en plantas frondosas de hoja perenne o en coniferas, para conseguir plantas nuevas.

El punto de injerto deberá estar lo más abajo posible del tronco, para que luego se pueda disimular mejor o incluso tapar con tierra. Practíquese un corte oblicuo en el patrón, de 3 a 5 cm de longitud. Luego se pone el injerto con la punta debidamente preparada en forma de cuña; ésta «púa», de unos 3 a 5 cm de largo, se ata con rafia al patrón, y se cubre el punto de inserción con cera para árbol, para evitar que la herida se deseque, y que penetren agua o parásitos.

Cuando, al año siguiente, empiece a brotar la púa, se habrá unido ya al patrón. Entonces, éste se puede cortar oblicuamente, por encima del punto de injerto. Si no se trataba de crear un arbolito nuevo, sino de añadir una rama a un tronco demasiado largo, hay que tener en cuenta que al dar forma de cuña al injerto, ésta debe tener un lado más corto. Al insertarla, esta superficie de corte más pequeña estará en el lado del tronco, y así el injerto crecerá con un ángulo más natural.

sábado, 1 de agosto de 2009

Injertos

Injertar es, en jardinería, el arte de unir diferentes partes de plantas, de manera que la unidad resultante sea capaz de vivir. Consiste en unir una parte de una planta, una rama de 1 ó 2 años, denominada injerto, en otra planta apropiada, las más veces de la misma especie, llamada patrón. La función de éste es la de desarrollar las raíces y la parte baja del tronco; la del injerto es formar la copa y la parte alta del tronco. Las dos partes unidas crean una nueva planta, pero a la vez, ambas mantienen su individualidad. Esto se aprecia en la diferencia de los brotes por encima y por debajo del punto en el que se ha practicado el injerto, y también en el diferente grosor de los troncos, e incluso en las diferentes cortezas del injerto y del patrón. Para el aficionado al Bonsai, injertar es una técnica con muchas facetas para criar arbolitos, llevarlos a la plenitud estética y conservarlos. Árboles con raíces dañadas se pueden salvar de la muerte con sistemas de injerto. Árboles florecientes pueden completarse con flores de diferentes matices.

Con injertos también se pueden reproducir plantas, que con otros métodos son apenas o en absoluto cultivables. La experiencia ha demostrado que, por ejemplo, los Pinus parviflora, crecen mucho más deprisa si han sido injertados, es decir, si crecen con otra raíz. Por esto, en el Japón, casi todos estos pinos están injertados sobre pinos negros del Japón.

Otra ventaja del injerto es la autenticidad de la especie. El aspecto exterior y el color de la planta corresponderán siempre al injerto, mientras que al sembrar semillas de la misma planta, se tienen muchas posibilidades de obtener variaciones.

Pero el injerto también tiene sus desventajas. El punto en el que se ha realizado el injerto puede «cicatrizar» de forma muy poco estética. Pueden brotar retoños (salvajes) por debajo de este punto, y la técnica del injerto requiere bastante habilidad y experiencia.

Aquí se explicarán los sistemas de injerto más importantes para el aficionado al Bonsai.
  1. Injerto lateral o de costado
  2. Injerto de cuña
  3. Injerto de corteza
  4. Injerto de escudo
  5. Injerto de aproximación
En general, los injertos se llevan a cabo a principios de primavera, antes de que vuelva a empezar el crecimiento. Los árboles de hoja perenne también se pueden injertar de mediados de agosto a mediados de septiembre.

Las siguientes especies se cultivan casi exclusivamente por medio de injertos: albaricoqueros, así como todas las otras especies de árboles frutales, glicinas, acebos, especies de arce rojo, falsos membrilleros, piceas de Ajan, algunas especies de pino negro y Pinus parviflora.

miércoles, 29 de julio de 2009

Modelado de formas sobre roca

Para las formas en las que una o varias plantas arraigan sobre la roca, sin estar en contacto con la tierra, se recomienda el siguiente método de plantación.

Se inicia la preparación con la elección de las plantas y piedras. Es aconsejable usar arbolitos ya hechos. Pueden tomarse Bonsai jóvenes y viejos, o Bonsai en miniatura. En cualquier lugar es posible encontrar piedras decorativas, que den sensación de vida por su forma interesante, y que tengan una fuerte coloración, que resulta mucho más expresiva que las tonalidades de blanco o gris.

Observe bien su hallazgo para determinar si se podrá convertir en un paisaje rocoso, o bien simbolizar una montaña, un islote en el mar, o acaso un escarpado acantilado. Estos son los modelos naturales preferidos por los aficionados al Bonsai, y que también pueden verse representados como Saikei. La piedra debería tener también la superficie rugosa, con hendiduras y pequeños huecos naturales, para introducir las plantitas en ellos.

Una vez determinado el derecho y el revés de la piedra, y lo que va a ser arriba y abajo, se puede mejorar la superficie de apoyo con cemento rápido Racofix, o bien se procede a pulirlo cuidadosamente con una herramienta apropiada (o disco abrasivo). Después se ahondan las hendiduras con ayuda de un escoplo, si fuese necesario, para que los arbolitos tengan suficiente espacio para las raíces y la tierra.

A continuación se preparan los ejemplares y las correspondientes plantas cubridoras. Se necesita musgo fresco, una mezcla a partes iguales de turba y arcilla húmedas, que resulta muy útil por su buena adherencia a la piedra; también alambre de cobre o de aluminio; pegamento de dos componentes o en su lugar trocitos de plomo (bolitas o perdigones), con el correspondiente martillo y punzón; grapas en forma de horquilla, que se habrán confeccionado con el alambre, y acaso un taladro, con broca para piedra, de un diámetro de 6 mm.

Hay dos maneras de fijar los alambres, que posteriormente servirán para sujetar las plantas sobre la piedra.

Con el taladro se pueden practicar agujeros a ambos lados de la hendidura, e introducir los alambres doblados en forma de U, con el doblez hacia dentro.

Los alambres se aprisionan con ayuda de trocitos de plomo que, una vez introducidos en el agujero, se aplastan con el punzón y el martillo. Resulta más sencillo confeccionar unas bridas con el alambre y fijarlas sobre la roca con pegamento de dos componentes, y pasar luego a través de ellas un alambre de sujeción.

Antes de estos preparativos convendría volver a comprobar la situación de las plantas en la piedra, sosteniéndolas a modo de prueba en sus sitios previstos. Un consejo para las plantaciones con diferentes clases de árboles: también aquí hay que respetar las leyes naturales, plantando las coniferas en las regiones altas, los heléchos y las gramíneas, en cambio, abajo.

A continuación se humedece la piedra con agua, y se revisten todos los huecos con una capa de la mezcla de turba y arcilla, de un espesor de 1 a 2 cm. Hecho ésto, se pueden introducir las plantas. Previamente las raíces se habrán limpiado de gran parte de la tierra, quitándola con un palillo o lavándolas con agua. Se puede conservar en el cepellón de raíces tanta tierra como quepa en el hueco.

Se fijan las plantas con ayuda de los alambres. Las raíces que sobresalgan y no sea posible meter en el hueco, nunca hay que cortarlas, sino que se extienden repartiéndolas sobre la roca. Se cubren todas las raíces con una capa lo más gruesa posible de la mezcla de turba y arcilla. Luego se colocan las plantas cubridoras, se sujetan con alambre y se fijan con la mezcla de tierra húmeda. Finalmente se cubre todo con porciones de musgo húmedo, que se sujetan con las horquillas de alambre.

Toda la roca plantada se coloca en una bandeja plana y ovalada, llena de agua o de arena blanca, y se sitúa en algún lugar resguardado del viento, a media sombra. Las plantaciones en roca se resecan con mucha facilidad, y para evitarlo hay que rociarlas con frecuencia, lo que se hará con suavidad para no arrastrar la tierra en las plantaciones recientes, a causa de un riego a excesiva presión. Transcurridas unas 8 semanas se puede proceder a la primera aplicación de abono (con abono líquido). En este tipo de Bonsai sobre roca no se hace ningún trasplante, ni se le podan las raíces. Solamente hay que ir reponiendo la tierra que el riego haya arrastrado. Estas plantaciones con plantas sobre la roca, han de ser preservadas de las heladas, ya que de lo contrario las raíces se podrían desprender de la piedra.

Para dejar crecer un Bonsai por encima de la roca, se necesita una planta con raíces muy largas. Se puede escoger un plantel de vivero, bien enraizado, que esté dentro de un recipiente alto y que en consecuencia haya desarrollado raíces largas. Esta planta se podrá modelar como Bonsai antes o después de su trasplante sobre la piedra. También se pueden utilizar árbol i tos recolectados en el monte, que con frecuencia también desarrollan raíces largas.

Si se desea transformar un Bonsai en uno sobre roca, se puede estimular el crecimiento en longitud de sus raíces mediante el siguiente procedimiento. Trasplántese, por ejemplo, un ejemplar selecto de Acer palmatum desde su cuenco de Bonsai a una maceta o cubo de plástico alto y estrecho, que tenga aproximadamente la altura de la piedra escogida. El cubo se llenará con tierra más ligera que la tierra de Bonsai, por ejemplo una mezcla de turba y arena. No hay que olvidarse de practicar en el cubo unos agujeros de desagüe para el drenaje. Las raíces del árbol trasplantado podrán crecer ahora en sentido longitu-dinal, sin ningún impedimento. Cada 3 ó 4 meses se puede cortar una tira de unos 5 cm de la parte superior del cubo, quitando la tierra correspondiente, de manera que la parte alta de las raíces quede al descubierto. De este modo las raíces que permanecen cubiertas de tierra crecerán aceleradamente, para compensar la masa de raíces que se han dejado descubiertas. En el transcurso de 1 ó 2 años se van cortando cada vez más tiras, hasta que sólo queden unos 5 a 8 cm de raíz bajo tierra. A partir de este momento el Bonsai está ya preparado para su trasplante sobre la piedra. Este trasplante se puede realizar en primavera o en otoño, pero en esta última estación sólo cuando el Bonsai no tenga que soportar heladas durante el invierno siguiente.

Antes de colocar el arbolito sobre una piedra, se quita toda la tierra de sus raíces. Esto se puede hacer rascándolas cuidadosamente con un palillo, o sumergiéndolas repetidamente en agua. De esta forma se podrán distribuir con mayor facilidad las raíces por encima de la piedra. Se pueden eliminar algunas raíces sueltas, que tal vez resulten demasiado gruesas y sean un estorbo para la buena colocación, si se comprende que la planta puede prescindir de ellas. Las demás raíces no se recortan.

A continuación se meten todas las raíces en un baño de arcilla pastosa, pues por ser muy propensas a resecarse, de este modo quedarán cubiertas con una delgada capa protectora de arcilla. Luego se coloca la planta sobre la piedra, pudiendo atarla con tiras de rafia en caso necesario. Las raíces se reparten de forma decorativa, a ser posible las más bonitas hacia delante. Los extremos de las raíces se introducen en la tierra.

Todas las raíces que están colocadas sobre la piedra se cubren con turba gruesa humedecida o con musgo Sphagnum, lo que les proporciona una protección adicional contra el desecamiento. El musgo y la turba se sujetan sobre la piedra envolviéndolos con vendas de gasa.

Después de todo este procedimiento, su Bonsai estará algo debilitado y, al igual que si se tratara de un arbolito joven recién trasplantado, necesitará cuidados especiales, que ya se han descrito en relación con las otras formas sobre roca.

Hay que mantener el vendaje siempre con una humedad moderada. Después de 4 a 6 meses se podrá retirar, junto con la turba y el musgo, pues entonces la planta ya habrá echado nuevas raíces en el cuenco. El Bonsai y la piedra forman una unidad, y al cabo de dos o tres años se trasplantan juntos.

domingo, 26 de julio de 2009

Formas sobre roca

Hay dos formas fundamentales en la educación de un Bonsai sobre roca: Bonsai que tienen sus raíces en la misma roca y que no tienen ningún contacto con la tierra del tiesto, y Bonsai cuyas raíces crecen rodeando la roca, hasta llegar a arraigar en la tierra.

Se consiguen buenas plantaciones sobre roca, si las plantas, las piedras y el cuenco forman una unidad. Tendrán naturalidad si, al igual que se hace con los bosques de Bonsai o con el Saikei, se realiza un croquis para poder decidir mejor cómo combinar las piedras y las plantas de la forma más idónea. Naturalmente ello depende de qué parte de un paisaje rocoso se pretenda reproducir, y de la perspectiva que se escoja. Se puede elegir entre un paisaje visto de cerca o visto de lejos. Estas reflexiones determinan la correlación entre sus dos elementos básicos. Las piedras se convierten en verdaderas montañas rocosas si los árboles que se han plantado encima son de tamaño pequeño, pero se vuelven pedruscos si los árboles las dominan en su tamaño. En el primer caso se tratará de plantas arraigadas sobre la misma piedra; en el segundo caso, de plantas cuyas raíces, rodeando la piedra, han arraigado en el suelo. Pero también hay muchas variantes de estas formas principales; por ejemplo, las raíces de un Bonsai sobre roca pueden extraer las sustancias nutritivas en parte de la misma roca, y en parte de la tierra del cuenco. Las plantas pueden estar ya previamente modeladas y alambradas , antes de ser colocadas en la roca, o pueden haber recibido sólo una educación muy primaria.

La realización de Bonsai sobre piedras le permitirá dejar correr la imaginación ilimitadamente. Sin embargo, se debería evitar que piedras y plantas relacionadas entre sí sean del mismo tamaño, pues ésto restaría naturalidad y vida a la plantación.

Los recipientes utilizados para plantar Bonsai sobre roca suelen ser bandejas poco profundas, en colores reposados y neutros.

jueves, 23 de julio de 2009

Bosques de Bonsai

En un bosque de Bonsai los árboles sueltos se correlacionan de tal forma, que dan la impresión de ser un grupo homogéneo.

Todos los tipos de bosques que se pueden encontrar al natural, es factible reproducirlos como bosques de Bonsai. Encontramos así espesos y oscuros bosques de abetos; claros y alegres bosques de hoja caduca; bosques azotados por el viento a la orilla.del mar; pequeños bosquecillos de altiplano y muchos más.

Se pueden crear diferentes perspectivas. Hay bosques de Bonsai que parecen vistos de cerca, como al detalle; otros, que dan la impresión de profundidad. Los bosques costeños, por ejemplo, son estrechos y alargados, en forma de franja. También hay que considerar como características específicas la edad, la forma y el estado de los árboles.

Se dispone pues de muchas posibilidades para crear un bosque, ya que la naturaleza nos da muchos modelos. Un bosque de Bonsai sólo quedará bien, si se consigue captar la atmósfera particular que caracteriza cada tipo de bosque. Para conseguir reproducir este carácter hay que tener en cuenta unas cuantas reglas en la realización del bosque. Los bosques de Bonsai resultan ideales para principiantes que ya han adquirido el sentido para las diferentes formas de árboles y bosques en la naturaleza. Son muy agradecidos desde el comienzo, porque el bosquecillopronto está plantado y «listo». No es necesario esperar años para acabarlo, y en todo momento es posible corregir y modelar su creación, quitando o cambiando árboles, o simplemente trasladándolos de sitio. Como se trabaja con árboles jóvenes, de 2 a 8 años de edad, el precio de coste inicial es también muy ventajoso.

El mismo aficionado los puede recolectar en el bosque. Al igual que para un Bonsai individual, son preferibles las plantas de hojas pequeñas, y especies que soporten una poda rigurosa en la raíz. Esta poda es a menudo necesaria, puesto que los grupos de árboles se plantan en macetas de muy poca profundidad. A ser posible es conveniente que todas las plan-titas sean de la misma planta madre. Su herencia común hará que tengan el mismo tamaño y color de hoja, y el mismo crecimiento en altura. El grupo de árboles será más homogéneo y ganará en armonía.
Más fácil es conseguir la materia prima en viveros forestales, pues allí se puede encontrar gran variedad de planteles.

Los bosques mezclados resultan muy atractivos, pero con el tiempo su cuidado puede ocasionar problemas. El crecimiento y las condiciones de vida de los diferentes árboles son muy distintos entre sí, y los árboles pueden estorbarse mutuamente en su desarrollo. Por ello, es preferible escoger una especie determinada para el bosque de Bonsai. Son muy indicadas las diferentes especies de arce, bambúes, hayas, abetos rojos, carpes, enebros espinosos, alerces, criptomerias, stewartias, olmos y cipreses.

La mejor época de plantación es a principios de primavera, antes de que se abran las yemas, porque entonces la planta todavía soporta una fuerte poda de la raíz. También se puede plantar el bosquecillo a principios de otoño, cuando las raíces hay que podarlas sólo moderadamente.
La mezcla apropiada de tierra para el bosque de Bonsai es la misma que para un Bonsai individual de la misma especie.

Antes de empezar la plantación, se hace un croquis y se determina la posición de cada árbol. Para la formación de un grupo de árboles que tenga un aspecto natural, pueden ser de ayuda las siguientes reglas: escoger un número impar de árboles, si el grupo es reducido. Con ello es más fácil evitar la simetría que a menudo se produce en grupos de 4, 6 u 8 árboles, y que puede ocasionar un aspecto algo artificioso del bosquecillo.

Para un bosque de Bonsai habría que colocar los diferentes arbolitos como si se tratara de un retrato de familia de principios de siglo, con el árbol más importante y dominando en altura y grosor del tronco, el padre, en primer plano, la madre a su lado, y los de menor importancia a su alrededor, como si se tratara de los hijos. De este modo el grupo quedará dividido en subgrupos, que le dan mayor naturalidad y profundidad al bosquecillo. Para conseguir todavía una mayor sensación de profundidad, se plantan los arboli-llos mayores más hacia delante, y los pequeños detrás. Al plantar los diferentes árboles, se giran de tal forma que las ramas largas queden en dirección hacia fuera. Ningún árbol debe tapar a otro.

Al formar un grupo de árboles es tan importante el espacio libre como los árboles en sí, porque ésto es lo que convierte el bosquecillo en un paisaje.

Antes de plantar se preparan los cuencos o macetas para Bonsai en la forma habitual. Hay que colocar mallas de plástico sobre los agujeros de desagüe. Luego se coloca una capa de grava para el drenaje, muy delgada, puesto que el cuenco tiene poca profundidad, y encima una capa de tierra de Bonsai, asimismo muy fina. Primero se plantan los árboles principales, luego los otros. Puede haber dificultades al fijar los distintos árboles. Se pueden resolver por dos métodos diferentes:

1) Pasando un alambre por los agujeros de desagüe, se fijan los árboles principales al suelo del cuenco. Una vez estén asegurados, se pueden atar los árboles secundarios a los principales, y asegurarlos también a su vez. No se debe olvidar el retirar los alambres al cabo de aproximadamente medio año.

2) Con una mezcla mojada de turba y arcilla, se puede formar una bola pesada con el cepellón de raíces de cada planta, que íes dará peso y estabilidad. De este modo podrán sostenerse con facilidad en sus respectivas posiciones.

Después de haber rellenado todos los espacios libres con tierra de Bonsai, ésta se aprieta, especialmente en los bordes del cuenco. Encima se colocan porciones de musgo, y se riegan bien los arbolitos, colocándolos después en un lugar resguardado. Pasadas de 4 a 6 semanas, el bosquecillo se puede empezar a acostumbrar al sol y se abona ligeramente.

domingo, 19 de julio de 2009

Formas que se pueden plantar solas o en grupos


Hokidachi. Escoba En un tronco vertical las ramas forman un abanico (como una escoba de brezo).


Fukinagashi. Azotado por el viento En un tronco educado de forma inclinada, las ramas crecen todas en una sola dirección, como azotadas por el viento.


Bunjingi. La forma de los literatos El tronco, o troncos, crecen rectos o ligeramente inclinados, limpios de ramas salvo en la copa. Una forma muy elegante.


Ishitsuki. Enraizado en piedra Un arbolito que ha crecido sobre o dentro de una piedra y cuyas raíces la rodean fuertemente hasta llegar a arraigar en la tierra.

jueves, 16 de julio de 2009

Árboles de varios troncos y grupos de árboles

Los japoneses sienten aversión por los números pares, y sólo es usual el número dos. Evitan especialmente el cuatro y el seis. Así pues, prescinden deliberadamente de la simetría, tan importante para un europeo. Estos criterios inciden en gran manera en el modelado de Bonsai.
Sokan. Tronco gemelo Dos troncos de diferente grosor crecen de la misma raíz (padre e hijo).
Sankan. Triple tronco Tres troncos de diferente grosor crecen de la misma raíz (padre, madre e hijo).


Kabudachi. Tronco múltiple Es la denominación que se da a todos los Bonsai en los que varios troncos crecen de la misma raíz.


Ikada. Forma de balsa Se entierra un tronco en la tierra en posición horizontal. Las ramas se educan de manera que parezcan diferentes troncos.


Netsuranari. Forma reptante De una raíz horizontal crecen varios troncos, dando la impresión de un grupo de árboles.


Yose-ue. Bosquecillo Se plantan varios árboles de distintas edades en un cuenco. Se consigue así la impresión de un bosque.

lunes, 13 de julio de 2009

¿QUÉ ES UN BONSAI? Introducción e historia

Un Bonsai es un árbol o arbusto que se cultiva en un recipiente. Raras veces sobrepasa una altura de 70 cm; así y todo nos da la impresión de que estamos viendo un árbol, tal y como se ven en la naturaleza. Traducido literalmente Bonsai significa: Bou, bandeja o cuenco, y Sai, árbol o planta, o sea «árbol plantado en un cuenco». El Bonsai es un árbol en miniatura, que se cultiva en un cuenco y se asemeja al de tamaño natural. En sus países de origen, en el Extremo Oriente, se le considera una expresión de la armonía entre cielo y tierra, entre hombres y naturaleza. El trasfondo espiritual del Bonsai hay que buscarlo pues en la filosofía de la vida oriental. La mentalidad asiática aspira a esta armonía entre hombre y naturaleza, a través de una identificación con el proceso completo del crecer y devenir.

Para ello, ¿hay mejor ejemplo que el cultivo de Bonsai?

El amante del Bonsai se toma tiempo para el cuidado y la contemplación de sus arbolitos. Con ellos experimenta el ritmo de las estaciones y desarrolla su creatividad para la formación y modelado de dichos arbolitos. Relajación, descanso y un equilibrio mental compensan por todo el acopio de tiempo y cuidados que requiere el Bonsai.

¿Quién no se entusiasma con estos valiosos arbolitos que, cultivados en cuencos, se asemejan en todo, menos en tamaño, a los árboles naturales? Por supuesto, la realización y los cuidados de un Bonsai requieren un poco de habilidad. Pero el que tenga buenas manos para las plantas podrá disfrutar mucho de su Bonsai.

Los chinos fueron los primeros en plantar arbolitos en cuencos. El Bonsai ha perdurado hasta hoy en día en la cultura china, y se puede encontrar en cualquier sociedad china, aunque sea fuera del propio país, como por ejemplo en Hong-Kong, Singapur, Taiwan o Tailandia.
Los «maestros» chinos de Bonsai distinguen todavía hoy entre «Pun-sai» y «Pun-ching». Muchos se refieren a las dos formas de Bonsai con el concepto de Pen-jing. «Pun-sai» tiene el mismo signo de escritura que el japonés Bonsai, y significa: árbol sin paisaje en un cuenco. Por contra, «Pun-ching» significa: árbol con paisaje en una maceta o una bandeja. Estos «pun-ching» se remontan a los principios de la dinastía Han, por los años 215-206 antes de J.C., cuando paisajistas chinos empezaron a reproducir en miniatura los ya por entonces famosos jardines de rocalla. Según una leyenda, Jiang-feng poseía el poder mágico de miniaturizar en una bandeja paisajes con rocas, montañas, árboles, ríos, casas, hombres y animales. Aparte de los «pun-ching», esos paisajes en miniatura con rocas y árboles, que tanto se aprecian aún hoy en China, encontramos por primera vez mencionados los «pun-sai» durante la dinastía Tsin (221-206 antes de J.C). Fue un famoso poeta y alto funcionario, To-Guen-Ming (365-427 después de J.C.) que, hastiado de los asuntos de estado, se retiró al campo y se puso a cultivar crisantemos en macetas. Debe haber sido el principio del cultivo de plantas en maceta, pero condujo a los árboles en miniatura, pues 200 años más tarde, en pinturas de la época Tang, ya encontramos pinos, cipreses, ciruelos, bambúes, etc., plantados en cuencos.

Aún antes del año 1000, durante la dinastía Sung, no sólo se describen estos Pun-sai en poesías, sino que existe ya una extensa literatura especializada sobre su creación.

Durante la pacífica época de la dinastía Ching (1644-1911), los Pun-sai y los Pun-ching se convirtieron en una ocupación de tiempo libre, no sólo de la aristocracia, sino de todos los estratos sociales de China.

Sin embargo, no fueron los chinos los que divulgaron el arte del Bonsai en los países occidentales, sino los japoneses, primero con ocasión de la Exposición Mundial de París en 1878, y después en Londres, en 1909.

Seguramente fueron monjes budistas los que en los siglos X y XI llevaron el Bonsai al Japón. Para ellos se trataba de objetos religiosos, «escalas verdeantes hacia el cielo», o sea, un nexo entre Dios y el hombre.

Durante la dinastía Yuan (1280-1368), ministros y mercaderes japoneses solían regresar de sus viajes por China con Bonsai como regalos de cortesía. Se sabe de un funcionario chino, Chu-shun-sui, que en 1644 huyó de la dominación manchú y llegó al Japón, llevando consigo todos sus libros especializados sobre Bonsai. Con sus conocimientos fomentó decisivamente el cultivo del Bonsai propiamente japonés, primero sólo reservado a la nobleza, los samurai, y que hasta fines del siglo pasado no llegó a extenderse entre toda la población.