Por medio de acodo con musgo, se puede conseguir que las ramas especialmente bonitas de un árbol o arbusto, desarrollen raíces. Este sistema de reproducción tiene la ventaja de que ya se puede empezar a educar en la misma planta madre. Las ramas más gruesas no debieran tener más de 3 a 5 cm de grueso, porque las ramas mayores no tienen tantas perspectivas de desarrollar raíces.
Plantas aptas para el sistema de acodo con musgo son: arces, azaleas, hayas, forsitias, Pyracantha, granados, glicinas, camelias, membrilleros, rododendros, olmos, enebros, sauces y celcobas.
En primavera (abril), se prepara la rama destinada al acodo. Se practica un corte de abajo arriba, dejando una especie de lengüeta de 3 a 5 cm de largo. Hay que untar o espolvorear esta incisión con hormonas de crecimiento de raíces, que aumentará la tendencia de la planta a desarrollar raíces. Se encaja una piedre-cita o un poco de musgo debajo de la lengüeta, para evitar que ésta se vuelva a unir al tronco. Se rodea todo con musgo de esfagno húmedo, o con turba. A continuación se envuelve este musgo con una hoja de plástico, cuyas aberturas de cierran herméticamente con cinta aislante.
En muchos casos ya empiezan a crecer raíces al cabo de seis semanas, como en los sauces o las alheñas. Para los rododendros y las hayas el tiempo necesario es más o menos el doble. Si se trata de coniferas hay que tener la paciencia de esperar de 12 a 24 meses hasta que aparezcan las primeras raíces.
Cuando se hayan formado suficientes raíces, se puede cortar ya la nueva planta y, una vez quitado el plástico, plantarla en una maceta. Su tratamiento subsiguiente será el de un Bonsai recién replantado.
miércoles, 19 de agosto de 2009
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