Cuanto antes se empiece a modelar una planta joven, menos manipulaciones drásticas serán necesarias luego. Como material de partida para Bonsai se usan plantas jóvenes de dos a tres años de edad, obtenidas a partir de semillas, esquejes, u otros métodos de reproducción.
También se pueden utilizar plantas recolectadas en el bosque. Deben tener una altura de unos 15 a 20 cm, el tronco del grosor aproximado de un lápiz, y las raíces suficientemente desarrolladas. Quítese primero la tierra de las raíces y pódense luego hasta dejarlas reducidas a un tercio de su longitud inicial. Es muy importante que al plantar en una maceta suficientemente grande, las raíces queden bien repartidas en el fondo del tiesto. Tal y como se explica en la página 106 un buen Bonsai da la impresión de tenerse sólidamente en la tierra. Sólo podrá dar esta impresión si sus raíces visibles crecen en todas las direcciones. Pueden tener diferentes grosores, y estar también más o menos distanciadas entre sí, pero nunca se deben cruzar. Hay que tener paciencia y tino al educar la base del tronco, porque se trata de una parte muy importante para el futuro aspecto general del árbol, y más adelante apenas se podrá corregir en nada. Enebros, pinos y otras especies, desarrollan una raíz gruesa principal, que suele molestar en la distribución de las raíces. Si hay suficientes raíces secundarias, esta raíz gruesa se corta. Si hay pocas raicillas, sólo la podremos reducir a un tercio de su longitud original.
La mezcla de tierra idónea para el arbolito, consiste en una parte de arena gruesa y una parte de turba. Después de unas semanas en un sitio sombreado, se puede ir acostumbrando el árbol al sol, y después de seis semanas, se puede abonar ya por primera vez.
La mejor época para cambiarlo de maceta es en primavera. Las plantas jóvenes deben replantarse cada dos años, y se van acostumbrando a la tierra de Bonsai. La forma de Bonsai se conseguirá podando y alambrando la planta. Antes de empezar con la educación, hay que saber cómo deberá ser el arbolito. La época buena para podar es en primavera, pero a partir del segundo año. Se suprimen todos los brotes y yemas que crezcan en una dirección no deseada. Las yemas se pueden arrancar, los brotes se cortan con unas tijeras afiladas, practicando el corte siempre justo de forma que no sobresalga ninguna uña del tronco o rama donde se cortó.
Si se corta la guía, es decir, la punta de la planta, ésta desarrollará más brotes laterales. La planta aún adquirirá una forma de crecimiento más compacta, si se podan regularmente todos los brotes y no sólo la guía.
La mayor parte de las frondosas se pueden educar sin necesidad de alambrarlas, pues se puede incidir en la dirección de crecimiento de un brote, con un simple corte bien hecho. Cada yema apunta hacia la dirección en la que crecería una nueva ramita, oculta en la minúscula yema «durmiente», si se cortara la rama por encima de esta yema.
viernes, 21 de agosto de 2009
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