Un Bonsai es un árbol o arbusto que se cultiva en un recipiente. Raras veces sobrepasa una altura de 70 cm; así y todo nos da la impresión de que estamos viendo un árbol, tal y como se ven en la naturaleza. Traducido literalmente Bonsai significa: Bou, bandeja o cuenco, y Sai, árbol o planta, o sea «árbol plantado en un cuenco». El Bonsai es un árbol en miniatura, que se cultiva en un cuenco y se asemeja al de tamaño natural. En sus países de origen, en el Extremo Oriente, se le considera una expresión de la armonía entre cielo y tierra, entre hombres y naturaleza. El trasfondo espiritual del Bonsai hay que buscarlo pues en la filosofía de la vida oriental. La mentalidad asiática aspira a esta armonía entre hombre y naturaleza, a través de una identificación con el proceso completo del crecer y devenir.
Para ello, ¿hay mejor ejemplo que el cultivo de Bonsai?
El amante del Bonsai se toma tiempo para el cuidado y la contemplación de sus arbolitos. Con ellos experimenta el ritmo de las estaciones y desarrolla su creatividad para la formación y modelado de dichos arbolitos. Relajación, descanso y un equilibrio mental compensan por todo el acopio de tiempo y cuidados que requiere el Bonsai.
¿Quién no se entusiasma con estos valiosos arbolitos que, cultivados en cuencos, se asemejan en todo, menos en tamaño, a los árboles naturales? Por supuesto, la realización y los cuidados de un Bonsai requieren un poco de habilidad. Pero el que tenga buenas manos para las plantas podrá disfrutar mucho de su Bonsai.
Los chinos fueron los primeros en plantar arbolitos en cuencos. El Bonsai ha perdurado hasta hoy en día en la cultura china, y se puede encontrar en cualquier sociedad china, aunque sea fuera del propio país, como por ejemplo en Hong-Kong, Singapur, Taiwan o Tailandia.
Los «maestros» chinos de Bonsai distinguen todavía hoy entre «Pun-sai» y «Pun-ching». Muchos se refieren a las dos formas de Bonsai con el concepto de Pen-jing. «Pun-sai» tiene el mismo signo de escritura que el japonés Bonsai, y significa: árbol sin paisaje en un cuenco. Por contra, «Pun-ching» significa: árbol con paisaje en una maceta o una bandeja. Estos «pun-ching» se remontan a los principios de la dinastía Han, por los años 215-206 antes de J.C., cuando paisajistas chinos empezaron a reproducir en miniatura los ya por entonces famosos jardines de rocalla. Según una leyenda, Jiang-feng poseía el poder mágico de miniaturizar en una bandeja paisajes con rocas, montañas, árboles, ríos, casas, hombres y animales. Aparte de los «pun-ching», esos paisajes en miniatura con rocas y árboles, que tanto se aprecian aún hoy en China, encontramos por primera vez mencionados los «pun-sai» durante la dinastía Tsin (221-206 antes de J.C). Fue un famoso poeta y alto funcionario, To-Guen-Ming (365-427 después de J.C.) que, hastiado de los asuntos de estado, se retiró al campo y se puso a cultivar crisantemos en macetas. Debe haber sido el principio del cultivo de plantas en maceta, pero condujo a los árboles en miniatura, pues 200 años más tarde, en pinturas de la época Tang, ya encontramos pinos, cipreses, ciruelos, bambúes, etc., plantados en cuencos.
Aún antes del año 1000, durante la dinastía Sung, no sólo se describen estos Pun-sai en poesías, sino que existe ya una extensa literatura especializada sobre su creación.
Durante la pacífica época de la dinastía Ching (1644-1911), los Pun-sai y los Pun-ching se convirtieron en una ocupación de tiempo libre, no sólo de la aristocracia, sino de todos los estratos sociales de China.
Sin embargo, no fueron los chinos los que divulgaron el arte del Bonsai en los países occidentales, sino los japoneses, primero con ocasión de la Exposición Mundial de París en 1878, y después en Londres, en 1909.
Seguramente fueron monjes budistas los que en los siglos X y XI llevaron el Bonsai al Japón. Para ellos se trataba de objetos religiosos, «escalas verdeantes hacia el cielo», o sea, un nexo entre Dios y el hombre.
Durante la dinastía Yuan (1280-1368), ministros y mercaderes japoneses solían regresar de sus viajes por China con Bonsai como regalos de cortesía. Se sabe de un funcionario chino, Chu-shun-sui, que en 1644 huyó de la dominación manchú y llegó al Japón, llevando consigo todos sus libros especializados sobre Bonsai. Con sus conocimientos fomentó decisivamente el cultivo del Bonsai propiamente japonés, primero sólo reservado a la nobleza, los samurai, y que hasta fines del siglo pasado no llegó a extenderse entre toda la población.
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