Los pulgones, que suelen estar en la parte inferior de las hojas y en los capullos, se pueden eliminar casi sólo con un chorro de agua a presión, o si no, pulverizando las partes afectadas con una solución de 0,2% de Aphisan, o una de 0,5% de PD 5.
Las orugas se manifiestan por las hojas comidas. Si no pueden ser descubiertas y recogidas a mano, se rocía la planta con Metasystox o con una solución del 0,l% de Ultracid 40.
La arañuela roja (acaro tejedor) suele aparecer en enebros, abetos rojos y también en celcobas, en años de sequía (aire muy seco). Hace que las hojas o agujas se vuelvan amarillentas o pálidas. Normalmente sólo afecta una parte de la planta. Son visibles si se sacude una rama sobre una hoja de papel blanca. Los ácaros parecen granitos de pimentón y son bien visibles con lupa. La arañuela roja se combate con sustancias especiales, al empezar el período vegetativo, con Plictran 25 W al 0,1%, con Pentac o con PD 5, dos o tres veces cada 15 días.
Las hormigas se consideran parásitos porque transmiten el pulgón. Por ello, hay que mantener alejadas las hormigas de la zona donde está el Bon-sai. Buenos productos para combatir estos insectos son el hormiguicida Bayer o el Compo.
Escarabajo del chopo (Saperda populnea): No muy frecuente, pero es muy difícil de combatir; por ello haremos una descripción más extensa. El escarabajo del chopo tiene unos 3 cm, es de color negro con puntos blancos, y tiene unas antenas largas, blancas y negras a rayas. Sale a finales de mayo y empieza a comerse la corteza formando aros. Puede llegar a pelar la corteza de toda una rama, y así, matarla. Pone los huevos en el ramaje, y las larvas penetran hasta el interior de la rama, donde forman su capullo. Esto se puede detectar por los bultos parecidos a agallas en el tronco, aparte de los agujeros redondos en el tronco y en las ramas. Después de un período de reposo, las larvas se han convertido ya en escarabajos, y vuelve a empezar el ciclo. Elimínense las ramas afectadas y rocíese el árbol con Gardena SK o con Dinterex (Bayer) al 1% cada tres semanas.
Las lombrices no son parásitos, pero con sus túneles pueden alterar el desagüe, y por ello hay que erradicarlas.
Los caracoles dejan rastros de baba y mordeduras en las hojas. Se pueden eliminar a mano, a primera hora de la mañana, o también se puede usar veneno para caracoles, del que se esparce un poco en el suelo.
Gusanos blancos. Se trata de unos gusanitos de 0,5 cm que son como hilitos, y que suelen aparecer al utilizar abonos orgánicos. Son inofensivos y se pueden eliminar con una solución débil de Metasys-tox, o con spray insecticida Compo.
Cochinillas. Suelen afectar tanto a las coniferas como las frondosas, y se instalan en la parte inferior de las hojas (bultitos pardos, granulosos). Muchas veces se pueden eliminar a mano. Si está muy extendido, se puede utilizar una solución al 0,2% de Aphi-san, o una emulsión de 0,15% de Malathion.
El pulgón lanígero se instala en el tronco, en bifurcaciones de ramas, o en los ángulos entre ramas y hojas. Parecen minúsculos trocitos de algodón, y se pueden combatir igual que el pulgón, o con una solución del 0,15% de Unden, después de haber deshecho sus tejidos con un palito.
El pulgón de las raíces produce una debilitación de las hojas durante el crecimiento. Estos insectos blancos están en las raíces. Si se trata de pinos, hay que tener cuidado de no confundirlos con unas formaciones blancas, de superficie rugosa y con olor a hongo. Este hongo (Mykorrhiza) vive en simbiosis con los pinos, y es señal de buena salud. El pulgón de las raíces se combate con una solución de Alphos, aplicado directamente sobre las raíces. También se puede usar una solución de Metasystox.
viernes, 28 de agosto de 2009
miércoles, 26 de agosto de 2009
Enfermedades y parásitos
La mejor prevención contra enfermedades son unos buenos cuidados y una periódica revisión de las plantas. Si en un momento dado hay que luchar contra una enfermedad, parásitos, hongos o algo parecido, será lo mismo que también ataca las plantas de jardín. Si los síntomas de la enfermedad no indican que sea por culpa de un mal cuidado de la planta, ni a causa de un problema en las hojas, entonces hay que sacarla cuidadosamente de su cuenco. Si las puntas de las raíces son fuertes y blancas, es de suponer que la causa de la enfermedad no está en la zona de las raíces, pues están sanas.
Se pueden utilizar los pesticidas comerciales usuales, según las dosis indicadas en las instrucciones. En ningún caso se pondrá más de la cuenta, en todo caso, siempre un poco menos. Es recomendable tratar en primavera todos los Bonsai con algún producto polivalente contra enfermedades e insectos parasitarios, y con algún fungicida, contra los hongos.
A continuación se describen las enfermedades y los parásitos más importantes que pueden afectar a un Bonsai y se indican algunos productos eficaces.
Siempre que se tengan problemas con el arbolito, hay que pedirle consejo a alguien entendido en la materia. No dude acudir al especialista; es preferible ir una vez de más, que ir demasiado tarde.
Se pueden utilizar los pesticidas comerciales usuales, según las dosis indicadas en las instrucciones. En ningún caso se pondrá más de la cuenta, en todo caso, siempre un poco menos. Es recomendable tratar en primavera todos los Bonsai con algún producto polivalente contra enfermedades e insectos parasitarios, y con algún fungicida, contra los hongos.
A continuación se describen las enfermedades y los parásitos más importantes que pueden afectar a un Bonsai y se indican algunos productos eficaces.
Siempre que se tengan problemas con el arbolito, hay que pedirle consejo a alguien entendido en la materia. No dude acudir al especialista; es preferible ir una vez de más, que ir demasiado tarde.
domingo, 23 de agosto de 2009
Educación de una forma Moyogi a partir de un plantel
Paulatinamente, el árbol irá adquiriendo un aspecto característico, y se puede empezar a pensar en cuál será la forma más apropiada para él. Algunos consejos los hallará en la página 18. Para la educación de una forma Moyogi, véanse las ilustraciones adyacentes y en las páginas 52 y 75.
Si se quiere educar una forma de escoba, no hay que suprimir el brote principal hasta que el tronco no haya alcanzado la altura deseada, porque con esta poda, se limita definitivamente su altura del tronco. A partir de este momento se podrán desarrollar con uniformidad los brotes laterales. Esto significa que el tronco se robustecerá. La copa del árbol se formará podando continuamente los nuevos brotes.
Después de tres o cuatro años se pueden alambrar el tronco y las ramas principales. Tratándose de coniferas esto suele ser imprescindible.
Después de cinco o seis años, la planta joven ya se ha hecho un arboiito, y ya se puede trasplantar a un cuenco de Bonsai.
Si se quiere educar una forma de escoba, no hay que suprimir el brote principal hasta que el tronco no haya alcanzado la altura deseada, porque con esta poda, se limita definitivamente su altura del tronco. A partir de este momento se podrán desarrollar con uniformidad los brotes laterales. Esto significa que el tronco se robustecerá. La copa del árbol se formará podando continuamente los nuevos brotes.
Después de tres o cuatro años se pueden alambrar el tronco y las ramas principales. Tratándose de coniferas esto suele ser imprescindible.
Después de cinco o seis años, la planta joven ya se ha hecho un arboiito, y ya se puede trasplantar a un cuenco de Bonsai.
viernes, 21 de agosto de 2009
Educación de Bonsai jóvenes
Cuanto antes se empiece a modelar una planta joven, menos manipulaciones drásticas serán necesarias luego. Como material de partida para Bonsai se usan plantas jóvenes de dos a tres años de edad, obtenidas a partir de semillas, esquejes, u otros métodos de reproducción.
También se pueden utilizar plantas recolectadas en el bosque. Deben tener una altura de unos 15 a 20 cm, el tronco del grosor aproximado de un lápiz, y las raíces suficientemente desarrolladas. Quítese primero la tierra de las raíces y pódense luego hasta dejarlas reducidas a un tercio de su longitud inicial. Es muy importante que al plantar en una maceta suficientemente grande, las raíces queden bien repartidas en el fondo del tiesto. Tal y como se explica en la página 106 un buen Bonsai da la impresión de tenerse sólidamente en la tierra. Sólo podrá dar esta impresión si sus raíces visibles crecen en todas las direcciones. Pueden tener diferentes grosores, y estar también más o menos distanciadas entre sí, pero nunca se deben cruzar. Hay que tener paciencia y tino al educar la base del tronco, porque se trata de una parte muy importante para el futuro aspecto general del árbol, y más adelante apenas se podrá corregir en nada. Enebros, pinos y otras especies, desarrollan una raíz gruesa principal, que suele molestar en la distribución de las raíces. Si hay suficientes raíces secundarias, esta raíz gruesa se corta. Si hay pocas raicillas, sólo la podremos reducir a un tercio de su longitud original.
La mezcla de tierra idónea para el arbolito, consiste en una parte de arena gruesa y una parte de turba. Después de unas semanas en un sitio sombreado, se puede ir acostumbrando el árbol al sol, y después de seis semanas, se puede abonar ya por primera vez.
La mejor época para cambiarlo de maceta es en primavera. Las plantas jóvenes deben replantarse cada dos años, y se van acostumbrando a la tierra de Bonsai. La forma de Bonsai se conseguirá podando y alambrando la planta. Antes de empezar con la educación, hay que saber cómo deberá ser el arbolito. La época buena para podar es en primavera, pero a partir del segundo año. Se suprimen todos los brotes y yemas que crezcan en una dirección no deseada. Las yemas se pueden arrancar, los brotes se cortan con unas tijeras afiladas, practicando el corte siempre justo de forma que no sobresalga ninguna uña del tronco o rama donde se cortó.
Si se corta la guía, es decir, la punta de la planta, ésta desarrollará más brotes laterales. La planta aún adquirirá una forma de crecimiento más compacta, si se podan regularmente todos los brotes y no sólo la guía.
La mayor parte de las frondosas se pueden educar sin necesidad de alambrarlas, pues se puede incidir en la dirección de crecimiento de un brote, con un simple corte bien hecho. Cada yema apunta hacia la dirección en la que crecería una nueva ramita, oculta en la minúscula yema «durmiente», si se cortara la rama por encima de esta yema.
También se pueden utilizar plantas recolectadas en el bosque. Deben tener una altura de unos 15 a 20 cm, el tronco del grosor aproximado de un lápiz, y las raíces suficientemente desarrolladas. Quítese primero la tierra de las raíces y pódense luego hasta dejarlas reducidas a un tercio de su longitud inicial. Es muy importante que al plantar en una maceta suficientemente grande, las raíces queden bien repartidas en el fondo del tiesto. Tal y como se explica en la página 106 un buen Bonsai da la impresión de tenerse sólidamente en la tierra. Sólo podrá dar esta impresión si sus raíces visibles crecen en todas las direcciones. Pueden tener diferentes grosores, y estar también más o menos distanciadas entre sí, pero nunca se deben cruzar. Hay que tener paciencia y tino al educar la base del tronco, porque se trata de una parte muy importante para el futuro aspecto general del árbol, y más adelante apenas se podrá corregir en nada. Enebros, pinos y otras especies, desarrollan una raíz gruesa principal, que suele molestar en la distribución de las raíces. Si hay suficientes raíces secundarias, esta raíz gruesa se corta. Si hay pocas raicillas, sólo la podremos reducir a un tercio de su longitud original.
La mezcla de tierra idónea para el arbolito, consiste en una parte de arena gruesa y una parte de turba. Después de unas semanas en un sitio sombreado, se puede ir acostumbrando el árbol al sol, y después de seis semanas, se puede abonar ya por primera vez.
La mejor época para cambiarlo de maceta es en primavera. Las plantas jóvenes deben replantarse cada dos años, y se van acostumbrando a la tierra de Bonsai. La forma de Bonsai se conseguirá podando y alambrando la planta. Antes de empezar con la educación, hay que saber cómo deberá ser el arbolito. La época buena para podar es en primavera, pero a partir del segundo año. Se suprimen todos los brotes y yemas que crezcan en una dirección no deseada. Las yemas se pueden arrancar, los brotes se cortan con unas tijeras afiladas, practicando el corte siempre justo de forma que no sobresalga ninguna uña del tronco o rama donde se cortó.
Si se corta la guía, es decir, la punta de la planta, ésta desarrollará más brotes laterales. La planta aún adquirirá una forma de crecimiento más compacta, si se podan regularmente todos los brotes y no sólo la guía.
La mayor parte de las frondosas se pueden educar sin necesidad de alambrarlas, pues se puede incidir en la dirección de crecimiento de un brote, con un simple corte bien hecho. Cada yema apunta hacia la dirección en la que crecería una nueva ramita, oculta en la minúscula yema «durmiente», si se cortara la rama por encima de esta yema.
miércoles, 19 de agosto de 2009
Acodo aéreo con musgo
Por medio de acodo con musgo, se puede conseguir que las ramas especialmente bonitas de un árbol o arbusto, desarrollen raíces. Este sistema de reproducción tiene la ventaja de que ya se puede empezar a educar en la misma planta madre. Las ramas más gruesas no debieran tener más de 3 a 5 cm de grueso, porque las ramas mayores no tienen tantas perspectivas de desarrollar raíces.
Plantas aptas para el sistema de acodo con musgo son: arces, azaleas, hayas, forsitias, Pyracantha, granados, glicinas, camelias, membrilleros, rododendros, olmos, enebros, sauces y celcobas.
En primavera (abril), se prepara la rama destinada al acodo. Se practica un corte de abajo arriba, dejando una especie de lengüeta de 3 a 5 cm de largo. Hay que untar o espolvorear esta incisión con hormonas de crecimiento de raíces, que aumentará la tendencia de la planta a desarrollar raíces. Se encaja una piedre-cita o un poco de musgo debajo de la lengüeta, para evitar que ésta se vuelva a unir al tronco. Se rodea todo con musgo de esfagno húmedo, o con turba. A continuación se envuelve este musgo con una hoja de plástico, cuyas aberturas de cierran herméticamente con cinta aislante.
En muchos casos ya empiezan a crecer raíces al cabo de seis semanas, como en los sauces o las alheñas. Para los rododendros y las hayas el tiempo necesario es más o menos el doble. Si se trata de coniferas hay que tener la paciencia de esperar de 12 a 24 meses hasta que aparezcan las primeras raíces.
Cuando se hayan formado suficientes raíces, se puede cortar ya la nueva planta y, una vez quitado el plástico, plantarla en una maceta. Su tratamiento subsiguiente será el de un Bonsai recién replantado.
Plantas aptas para el sistema de acodo con musgo son: arces, azaleas, hayas, forsitias, Pyracantha, granados, glicinas, camelias, membrilleros, rododendros, olmos, enebros, sauces y celcobas.
En primavera (abril), se prepara la rama destinada al acodo. Se practica un corte de abajo arriba, dejando una especie de lengüeta de 3 a 5 cm de largo. Hay que untar o espolvorear esta incisión con hormonas de crecimiento de raíces, que aumentará la tendencia de la planta a desarrollar raíces. Se encaja una piedre-cita o un poco de musgo debajo de la lengüeta, para evitar que ésta se vuelva a unir al tronco. Se rodea todo con musgo de esfagno húmedo, o con turba. A continuación se envuelve este musgo con una hoja de plástico, cuyas aberturas de cierran herméticamente con cinta aislante.
En muchos casos ya empiezan a crecer raíces al cabo de seis semanas, como en los sauces o las alheñas. Para los rododendros y las hayas el tiempo necesario es más o menos el doble. Si se trata de coniferas hay que tener la paciencia de esperar de 12 a 24 meses hasta que aparezcan las primeras raíces.
Cuando se hayan formado suficientes raíces, se puede cortar ya la nueva planta y, una vez quitado el plástico, plantarla en una maceta. Su tratamiento subsiguiente será el de un Bonsai recién replantado.
domingo, 16 de agosto de 2009
Consejos generales
Si se trata de coniferas y de plantas de hoja perenne, se corta el injerto inmediatamente antes de practicarlo. Si se trata de frondosas, hay que esperar el descanso en el ciclo vegetativo, o sea, hasta otoño e invierno, y cortar entonces el injerto, en un tiempo en que no hayan heladas. Los injertos se entierran en arena húmeda y se guardan en un lugar fresco, pero resguardado de las heladas.
Se suelen escoger injertos y patrones de la misma especie de planta, para asegurar una buena unión. Los aficionados al Bonsai pueden realizar todas las operaciones descritas con ayuda de un cuchillo afilado, sin necesidad de otras herramientas. Es importante llevar a cabo todas las operaciones del injerto con la mayor limpieza y rapidez posibles, para evitar que se depositen bacterias en las heridas de las plantas. Por esta misma razón no es conveniente tocar las heridas abiertas con los dedos.
Después del injerto hay que poner las plantas en un lugar resguardado del viento, con temperatura constante. Se pueden colocar en un invernadero o debajo de una cubierta de plástico; ver ilustraciones.
Una vez soldado el injerto, cosa que seguramente ocurrirá antes de que brote, se empieza a acostumbrar las plantas a las condiciones ambientales normales. Pasado otro año, se puede quitar la rafia.
Se suelen escoger injertos y patrones de la misma especie de planta, para asegurar una buena unión. Los aficionados al Bonsai pueden realizar todas las operaciones descritas con ayuda de un cuchillo afilado, sin necesidad de otras herramientas. Es importante llevar a cabo todas las operaciones del injerto con la mayor limpieza y rapidez posibles, para evitar que se depositen bacterias en las heridas de las plantas. Por esta misma razón no es conveniente tocar las heridas abiertas con los dedos.
Después del injerto hay que poner las plantas en un lugar resguardado del viento, con temperatura constante. Se pueden colocar en un invernadero o debajo de una cubierta de plástico; ver ilustraciones.
Una vez soldado el injerto, cosa que seguramente ocurrirá antes de que brote, se empieza a acostumbrar las plantas a las condiciones ambientales normales. Pasado otro año, se puede quitar la rafia.
jueves, 13 de agosto de 2009
Injerto de aproximación
Al practicar el método de aproximación, el injerto no se separa de su planta madre hasta que se haya unido al patrón. Este método es bueno para casi todas las especies de Bonsai, y a veces se practica con la propia planta, es decir, con un vastago o tallo de la misma planta.
En las ilustraciones se muestran dos ejemplos de cómo proveer un tronco de una rama nueva, y de cómo complementar un tronco grueso con otra rama más delgada. Primero se quitan de ambas partes dos tiras de corteza, de unos 3 cm. Las dos superficies de corte deberán corresponderse luego. Se juntan y se unen con rafia o con una goma. Se tapa todo con cera. Si esta operación se ha realizado en primavera, la unión quedará consumada a finales del otoño siguiente. Entonces es el momento de separar el injerto de su planta madre, procurando cortar lo más cerca posible del punto de unión. Así el callo resultante será mínimo. También este corte cicatrizará más deprisa si se tapa con cera para injertos. Se puede ir preparando un arbolito para este método, si se deja crecer una rama cerca de un punto en el que posteriormente se quiera practicar el injerto. Simplemente se tratará de doblarla, unirla al tronco, y practicar la aproximación.
En las ilustraciones se muestran dos ejemplos de cómo proveer un tronco de una rama nueva, y de cómo complementar un tronco grueso con otra rama más delgada. Primero se quitan de ambas partes dos tiras de corteza, de unos 3 cm. Las dos superficies de corte deberán corresponderse luego. Se juntan y se unen con rafia o con una goma. Se tapa todo con cera. Si esta operación se ha realizado en primavera, la unión quedará consumada a finales del otoño siguiente. Entonces es el momento de separar el injerto de su planta madre, procurando cortar lo más cerca posible del punto de unión. Así el callo resultante será mínimo. También este corte cicatrizará más deprisa si se tapa con cera para injertos. Se puede ir preparando un arbolito para este método, si se deja crecer una rama cerca de un punto en el que posteriormente se quiera practicar el injerto. Simplemente se tratará de doblarla, unirla al tronco, y practicar la aproximación.
martes, 11 de agosto de 2009
Injerto de escudete
Al practicar el injerto de escudete, sólo se corta un trocito de corteza del injerto, con una yema bien desarrollada, y se coloca sobre el patrón. Las yemas son los botones durmientes que están en el tronco, en las axilas de las hojas. Esta técnica está muy indicada para conseguir ramas en sitios que falten.
La mejor época para practicar este tipo de injerto es en julio y agosto, porque es cuando mejor se puede separar la corteza del tronco con la yema. Las yemas deben obtenerse siempre de partes de la planta que hayan brotado en el mismo año. Lo mejor es esperar un día fresco y lluvioso, para evitar que el material para el injerto se deseque. Se necesita una navaja afilada para practicar un corte en forma de T en el patrón. Primero se hace un corte longitudinal de unos 2 cm, cuya profundidad sólo llegue a la madera. Luego se hace el corte horizontal. Sepárese la yema del injerto, conservando un trozo de corteza a su alrededor de 1 cm de diámetro. Si la yema tiene una hoja, ésta se quita y se conserva sólo el tallo.
A continuación, con el cuchillo se levantan con cuidado las solapas de corteza de la T, se separan un poco y se inserta el escudete por arriba. Se puede hacer tomándolo por el tallo. Se tapa todo el corte con venda de rafia o con una goma, dejando la yema a la vista. Se habrá unido al patrón cuando caiga el tallo y en la próxima primavera desarrolle una nueva rama.
Para el injerto de escudete se prestan especialmente todos los árbolitos frutales, como albaricoqueros, cerezos, melocotoneros y rosales. Este método es en especial recomendable para el aficionado que quiere convertir una planta de un solo sexo en una planta hermafrodita que se autofecunde, como puede ser el caso de Crataegus o de algunos acebos (1lexserrata). Estas plantas sólo dan fruto si poseen ambos sexos, el masculino y el femenino. Si injertamos una yema de una planta masculina que no da frutos, sobre un patrón femenino, conseguiremos que el arbolito se autofecunde y en adelante produzca frutos.
La mejor época para practicar este tipo de injerto es en julio y agosto, porque es cuando mejor se puede separar la corteza del tronco con la yema. Las yemas deben obtenerse siempre de partes de la planta que hayan brotado en el mismo año. Lo mejor es esperar un día fresco y lluvioso, para evitar que el material para el injerto se deseque. Se necesita una navaja afilada para practicar un corte en forma de T en el patrón. Primero se hace un corte longitudinal de unos 2 cm, cuya profundidad sólo llegue a la madera. Luego se hace el corte horizontal. Sepárese la yema del injerto, conservando un trozo de corteza a su alrededor de 1 cm de diámetro. Si la yema tiene una hoja, ésta se quita y se conserva sólo el tallo.
A continuación, con el cuchillo se levantan con cuidado las solapas de corteza de la T, se separan un poco y se inserta el escudete por arriba. Se puede hacer tomándolo por el tallo. Se tapa todo el corte con venda de rafia o con una goma, dejando la yema a la vista. Se habrá unido al patrón cuando caiga el tallo y en la próxima primavera desarrolle una nueva rama.
Para el injerto de escudete se prestan especialmente todos los árbolitos frutales, como albaricoqueros, cerezos, melocotoneros y rosales. Este método es en especial recomendable para el aficionado que quiere convertir una planta de un solo sexo en una planta hermafrodita que se autofecunde, como puede ser el caso de Crataegus o de algunos acebos (1lexserrata). Estas plantas sólo dan fruto si poseen ambos sexos, el masculino y el femenino. Si injertamos una yema de una planta masculina que no da frutos, sobre un patrón femenino, conseguiremos que el arbolito se autofecunde y en adelante produzca frutos.
domingo, 9 de agosto de 2009
Injerto de cuña
Se practica un corte en el patrón, de forma que el tronco se abra longitudinalmente. El corte debe tener unos 3 cm de profundidad. Ahora se puede insertar lateralmente una púa de 5 a 7 cm de largo, con la punta en forma de cuña. También se pueden insertar dos, una a cada lado del corte.
Se venda con rafia y se tapa el corte como siempre con cera para injertos. Con este procedimiento se pueden injertar nuevas ramas.
Se venda con rafia y se tapa el corte como siempre con cera para injertos. Con este procedimiento se pueden injertar nuevas ramas.
jueves, 6 de agosto de 2009
Injerto de corteza e injerto de cuña
Los expertos sólo practican el injerto de púa cuando se trata de ramas y troncos delgados. A partir de un grosor de más de 3 cm, se prefiere el injerto en la corteza.
Con el método de la corteza, se pueden crear troncos múltiples, y también remodelar árboles mayores, bien enraizados, pero con la copa defectuosa. Simplemente se quita la copa del patrón y se injertan nuevas ramas.
Al injertar detrás de la corteza, la púa debe ser sensiblemente más delgada que el patrón. Primero se corta el patrón con una sierra, y se alisa la superficie del corte con un cuchillo, para que pueda cicatrizar mejor. Luego se practica un corte vertical, de 2 a 5 cm de longitud, a un lado de la superficie cortada. Se golpea con suavidad la corteza a ambos lados del corte y, separándola con cuidado, se coloca el injerto, debidamente preparado y cortado. De esta forma se pueden colocar varios injertos a la vez, alrededor de un mismo tronco.
El injerto se venda con rafia para sujetar las púas. Luego se tapa con cera, así como toda la superficie de corte del patrón.
Con el método de la corteza, se pueden crear troncos múltiples, y también remodelar árboles mayores, bien enraizados, pero con la copa defectuosa. Simplemente se quita la copa del patrón y se injertan nuevas ramas.
Al injertar detrás de la corteza, la púa debe ser sensiblemente más delgada que el patrón. Primero se corta el patrón con una sierra, y se alisa la superficie del corte con un cuchillo, para que pueda cicatrizar mejor. Luego se practica un corte vertical, de 2 a 5 cm de longitud, a un lado de la superficie cortada. Se golpea con suavidad la corteza a ambos lados del corte y, separándola con cuidado, se coloca el injerto, debidamente preparado y cortado. De esta forma se pueden colocar varios injertos a la vez, alrededor de un mismo tronco.
El injerto se venda con rafia para sujetar las púas. Luego se tapa con cera, así como toda la superficie de corte del patrón.
lunes, 3 de agosto de 2009
Injerto lateral o de costado
Se practica primordialmente en verano, en plantas frondosas de hoja perenne o en coniferas, para conseguir plantas nuevas.
El punto de injerto deberá estar lo más abajo posible del tronco, para que luego se pueda disimular mejor o incluso tapar con tierra. Practíquese un corte oblicuo en el patrón, de 3 a 5 cm de longitud. Luego se pone el injerto con la punta debidamente preparada en forma de cuña; ésta «púa», de unos 3 a 5 cm de largo, se ata con rafia al patrón, y se cubre el punto de inserción con cera para árbol, para evitar que la herida se deseque, y que penetren agua o parásitos.
Cuando, al año siguiente, empiece a brotar la púa, se habrá unido ya al patrón. Entonces, éste se puede cortar oblicuamente, por encima del punto de injerto. Si no se trataba de crear un arbolito nuevo, sino de añadir una rama a un tronco demasiado largo, hay que tener en cuenta que al dar forma de cuña al injerto, ésta debe tener un lado más corto. Al insertarla, esta superficie de corte más pequeña estará en el lado del tronco, y así el injerto crecerá con un ángulo más natural.
El punto de injerto deberá estar lo más abajo posible del tronco, para que luego se pueda disimular mejor o incluso tapar con tierra. Practíquese un corte oblicuo en el patrón, de 3 a 5 cm de longitud. Luego se pone el injerto con la punta debidamente preparada en forma de cuña; ésta «púa», de unos 3 a 5 cm de largo, se ata con rafia al patrón, y se cubre el punto de inserción con cera para árbol, para evitar que la herida se deseque, y que penetren agua o parásitos.
Cuando, al año siguiente, empiece a brotar la púa, se habrá unido ya al patrón. Entonces, éste se puede cortar oblicuamente, por encima del punto de injerto. Si no se trataba de crear un arbolito nuevo, sino de añadir una rama a un tronco demasiado largo, hay que tener en cuenta que al dar forma de cuña al injerto, ésta debe tener un lado más corto. Al insertarla, esta superficie de corte más pequeña estará en el lado del tronco, y así el injerto crecerá con un ángulo más natural.
sábado, 1 de agosto de 2009
Injertos
Injertar es, en jardinería, el arte de unir diferentes partes de plantas, de manera que la unidad resultante sea capaz de vivir. Consiste en unir una parte de una planta, una rama de 1 ó 2 años, denominada injerto, en otra planta apropiada, las más veces de la misma especie, llamada patrón. La función de éste es la de desarrollar las raíces y la parte baja del tronco; la del injerto es formar la copa y la parte alta del tronco. Las dos partes unidas crean una nueva planta, pero a la vez, ambas mantienen su individualidad. Esto se aprecia en la diferencia de los brotes por encima y por debajo del punto en el que se ha practicado el injerto, y también en el diferente grosor de los troncos, e incluso en las diferentes cortezas del injerto y del patrón. Para el aficionado al Bonsai, injertar es una técnica con muchas facetas para criar arbolitos, llevarlos a la plenitud estética y conservarlos. Árboles con raíces dañadas se pueden salvar de la muerte con sistemas de injerto. Árboles florecientes pueden completarse con flores de diferentes matices.
Con injertos también se pueden reproducir plantas, que con otros métodos son apenas o en absoluto cultivables. La experiencia ha demostrado que, por ejemplo, los Pinus parviflora, crecen mucho más deprisa si han sido injertados, es decir, si crecen con otra raíz. Por esto, en el Japón, casi todos estos pinos están injertados sobre pinos negros del Japón.
Otra ventaja del injerto es la autenticidad de la especie. El aspecto exterior y el color de la planta corresponderán siempre al injerto, mientras que al sembrar semillas de la misma planta, se tienen muchas posibilidades de obtener variaciones.
Pero el injerto también tiene sus desventajas. El punto en el que se ha realizado el injerto puede «cicatrizar» de forma muy poco estética. Pueden brotar retoños (salvajes) por debajo de este punto, y la técnica del injerto requiere bastante habilidad y experiencia.
Aquí se explicarán los sistemas de injerto más importantes para el aficionado al Bonsai.
Las siguientes especies se cultivan casi exclusivamente por medio de injertos: albaricoqueros, así como todas las otras especies de árboles frutales, glicinas, acebos, especies de arce rojo, falsos membrilleros, piceas de Ajan, algunas especies de pino negro y Pinus parviflora.
Con injertos también se pueden reproducir plantas, que con otros métodos son apenas o en absoluto cultivables. La experiencia ha demostrado que, por ejemplo, los Pinus parviflora, crecen mucho más deprisa si han sido injertados, es decir, si crecen con otra raíz. Por esto, en el Japón, casi todos estos pinos están injertados sobre pinos negros del Japón.
Otra ventaja del injerto es la autenticidad de la especie. El aspecto exterior y el color de la planta corresponderán siempre al injerto, mientras que al sembrar semillas de la misma planta, se tienen muchas posibilidades de obtener variaciones.
Pero el injerto también tiene sus desventajas. El punto en el que se ha realizado el injerto puede «cicatrizar» de forma muy poco estética. Pueden brotar retoños (salvajes) por debajo de este punto, y la técnica del injerto requiere bastante habilidad y experiencia.
Aquí se explicarán los sistemas de injerto más importantes para el aficionado al Bonsai.
- Injerto lateral o de costado
- Injerto de cuña
- Injerto de corteza
- Injerto de escudo
- Injerto de aproximación
Las siguientes especies se cultivan casi exclusivamente por medio de injertos: albaricoqueros, así como todas las otras especies de árboles frutales, glicinas, acebos, especies de arce rojo, falsos membrilleros, piceas de Ajan, algunas especies de pino negro y Pinus parviflora.
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